Dice Wikipedia, “..la longitud es una magnitud fundamental creada para medir la distancia entre dos puntos.” Y agrega, “…una unidad de longitud es una cantidad estandarizada de longitud definida por convención.” Y vamos bárbaro. Claro, cuando el hombre se dio cuenta que usar como sistema de referencia las dimensiones del cuerpo humano no venia aclarando mucho el asunto es que homologó las unidades de medida. No cuesta imaginar a los zapateros como los primeros en detectar la falla.
Nació el sistema métrico y de ahí la equivalencia con las otras medidas de longitud. Por estas tierras nos entendemos muy bien en metros, sus múltiplos y submúltiplos. Los navegantes utilizan con igual destreza la milla náutica y saben a ciencia cierta que 1 milla náutica equivale exactamente a 1852 metros, es decir, algo menos de 2 kilómetros.
Hay sin embargo, una tribu kayakera que utiliza un sistema diametralmente distinto, de hecho mide la distancia entre dos puntos según el consumo necesario para cubrirla. Es como si uno considerara que la distancia entre Capital y Dolores es de unos 18 litros, conociendo de antemano los kilómetros que hay y lo que gasta su automóvil.
¿Consumo de qué?, preguntará el lector. Consumo de Fernet-Cola. ¿Cómo es eso? ¿De qué sistema de medida estamos hablando? La llamativa medida utilizada por esta tribu resulta de la mezcolanza de unidades de longitud y volumen, es así que esta gente obtiene una medida de consumo que pareciera le es útil para calcular distancias.
La jarra náutica se llama, y es el resultado de la preparación de cierto volumen de Fernet-Cola en una botella plástica con su pico y cono superior convenientemente cercenados a cuchillo. Los filosos bordes resultantes del corte son doblados hacia adentro como medida de protección para los labios del navegante.
El sistema es complejo. Para arrancar, la jarra náutica tiene un volumen impreciso y ligeramente distinto en cada preparación. Podemos arriesgar que anda rondando el litro. Como si esto fuera poco estamos hablando de una unidad de medida variable y ya casi que volvemos a la época en que considerábamos iguales a todos los pies.
Los principales factores de variabilidad de la jarra náutica son: el volumen de la preparación del que ya hemos hablado, la cantidad de navegantes involucrados en la medición y la estación del año en que esta se realiza.
Ya perdidos en el universo de la incomprensión y tratando de encontrar alguna equivalencia con aquellos sistemas que sin error manejamos el resto de los mortales, pedimos aclaraciones.
Resulta que para una cantidad promedio de 4 navegantes, digamos el 20 de enero (unidad de verano), 1 jarra náutica equivale a 3 kilómetros o 1,62 millas náuticas. Ahora bien, con la misma cantidad de navegantes pero realizando la medición el 15 de julio (unidad de invierno) resulta ser que la jarra náutica equivale a 6 kilómetros o 3,2 millas náuticas.
Dice el cacique de esta tribu que el cruce desde el canal Lancha Petrel hasta la isla Martín García en marzo mide casi 2 jarras náuticas pero que se redondea y deja adivinar otro dato muy relevante: ¡la jarra náutica no tiene decimales, señores! Y vaya uno a saber cómo se realiza esa maniobra de redondeo.
Las aclaraciones del líder oscurecen el panorama y disparan más interrogantes. Cuando es necesario aumentar la velocidad de navegación, ¿qué pasa con la medida? Si nuevamente estuviéramos hablando de un automóvil uno diría que la medida (consumo) aumenta, pero, ¿es así en este caso? Nos da la sensación de que no.
Asegura también que el sistema de medición está vedado a menores de edad, que no es aconsejable para ser utilizado por mujeres en estado de gravidez ni por personas con padecimientos físicos o alergia declarada a alguno de sus componentes.
Siguen las preguntas y, ya cansado el morocho de tanto cuestionamiento, cierra filas, nos manda a cagar y nos trata de idiotas por no entender algo tan fácil.
Y claro, tiene razón: el manejo de esta medida, como tantas otras cosas en la vida, no puede ni debe ser explicado o traducido a quienes no forman parte de esa comunidad. Y si no vaya y explíquele a un árabe que no está bien tener tantas minas.
Ahora, si aún así, usted está tentado de utilizar la jarra náutica para saber a qué distancia está de algún lugar, permítanos un breve consejo: navegue con moderación.
Para Ramón Cancina, amigo kayakista de gigante corazón e inventor de “La Jarra Náutica”.
Texto: Héctor Alonso
Fotografías: Paula Pía / Franco Latini / Mayra Alloys / Mariela Ledesma
Texto: Héctor Alonso
Fotografías: Paula Pía / Franco Latini / Mayra Alloys / Mariela Ledesma